El Fluminense sigue construyendo una hermosa historia en el Super Mundial de Clubes, en Estados Unidos, quizás la más hermosa de su tan gloriosa trayectoria.
Y esta obra, rodeada de desconfianza externa, se ha consolidado día a día, en gran parte gracias al trabajo de Renato Portaluppi, el Gaúcho.
Una de las pruebas que evidencian la importancia de Portaluppi para el Flu en este Mundial es el rendimiento de los jugadores suplentes durante la competición.
De los ocho goles anotados por el Tricolor de las Laranjeiras, cuatro fueron obra de jugadores que entraron desde el banquillo durante el partido. Dos de ellos de Hércules (que decidió contra Inter y Hilal), uno de Nonato y uno de Keno, ambos contra el Ulsan Hyundai en la fase de grupos.
Entre los 32 clubes que comenzaron el Mundial, solo el Manchester City ha marcado más goles por medio de suplentes: fueron cinco: dos de Foden, uno de Haaland, uno de Cherki y uno de Oscar Bobb.
Camaleónico, el entrenador tricolor ha demostrado un amplio conocimiento táctico y valentía para adaptar su equipo a cada desafío. Con la "arrogancia" habitual, Renato llegó a declarar en una conferencia de prensa: "Lo que más entiendo es de táctica".
Así fue contra la Internazionale, cuando cambió el esquema y replicó el tan conocido 3-5-2 de la Internazionale, actual subcampeón de la Champions, y ahora contra el Hilal, cuando apostó por mantener el modelo de juego, añadiendo matices de una presión más agresiva en el ataque, responsable del gol de la victoria sobre los saudíes.
Hasta dónde llegará este Fluminense no lo sabemos, pero está claro que el club brasileño tiene más que suficiente disposición (y mucho entendimiento táctico) para sorprender aún más al mundo del fútbol.
